Después de tantas idas y vueltas Carrie y Big deciden casarse, Miranda pasa por una crisis de pareja con Steve, Charlotte lidia con la maternidad por primera vez y Samantha sobrelleva la monogamia con Smith.
Las historias de cada una de las chicas de la serie siguen por el camino digamos "lógico" después de todo lo que ha venido pasando por temporadas, la novedad es que al querer darle un giro a la historia, se integra un poco de desamor: Carrie vive el sueño de toda novia newyorkina al probarse decenas de vestidos de diseñador, pero al final es plantada en el altar por Big. Sus amigas la acompañan al fatídico viaje de luna de miel mientras cada una de ellas se ahoga en un vaso de agua por sus situaciones particulares, a Samantha le pesa ser fiel ante la tentación de un vecino guapo y promiscuo (Si claro, típico, a todas nos ha pasado qué no??) la estabilidad que no logra manejar, vivir en Los Angeles y visitar a las amigas cada semana en Nueva York (Super típico, ¿todas lo podemos costear no?). Luego Miranda, cuya situación me parece la más "real" por decirlo, su esposo, el desenfadado Steve encuentra difícil lidiar con el compromiso de Miranda a su trabajo y tiene una aventura. De ahí saltarnos a la princesa Charlotte, cuyas mañanas son siempre aderezadas por pajaritos vistiéndola. Su problema? Ahh ninguno, quedar embarazada.
No voy a negar que la película es sumamente entretenida, sobre todo para quienes vimos la serie, osea no es que esté mal, y de hecho me sorprendió ya que esperaba muchísimo menos. Es lo justo para culminar una serie que habla de sexo, amor, zapatos, bolsas, amistad y ropa de diseñador. Y he ahí el asunto, la película es visualmente rica en eso, está llena de vestidos lindos, zapatos, peinados, looks y mucho fashion. De ahí en más queda el típico mensajito (para no faltar) de amistad, amor, fortaleza y cosas poco relevantes cuando uno tiene unos Jimmy Choo y un Vera Wang en frente.
Hasta la próxima película!
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